Trabajar en nuestro campo nos pone a menudo en contacto con personas que sufren. Además de nuestras experiencias e historias personales, estos factores pueden influir a veces en nuestra trayectoria profesional.
Estar en armonía y cuidar de uno mismo como cuidador es una oportunidad para conocerse mejor. Esto significa prestar atención a posibles impactos, reconocer señales y volver a conectar con lo que nos apasiona y nos motiva a seguir adelante. Se trata de una parte crucial del proceso de escuchar a quienes apoyamos.
Este año asistí a una jornada sobre el tema «Cuidar a los cuidadores». Nos hizo pensar en cómo cuidar de los demás sin olvidarnos de nosotros mismos como asesores.
Surgieron varias reflexiones que nos recordaron que, como seres humanos, tendemos a evitar los temas «incómodos», como el autocuidado.
Como asesores, tenemos que guiar a nuestros clientes en su viaje personal, pero eso requiere mucha energía emocional. Mantener un equilibrio entre la vida personal y profesional es esencial, incluido el tiempo para recargar nuestras baterías emocionales y seguir disponibles para nuestros clientes.
Hoy en día, el agotamiento es un riesgo importante. Cuidarse significa no cruzar esa línea para evitar el agotamiento emocional, mental y físico.
Comparto esto contigo porque, en el último año, he tenido que reevaluar mis límites y redefinir la importancia del autocuidado.
Entre compromisos, peticiones y proyectos, tuve que dar un paso atrás, bajar el ritmo y reflexionar sobre las iniciativas que realmente quería llevar a cabo. Esto me permitió aparcar ciertos proyectos y fue una invitación a sentir mi vulnerabilidad interior.
A lo largo de este viaje, que me pareció interminable, las flores de Bach me acompañaron con amabilidad. Ayudándome a equilibrar mis emociones y a redescubrir un sentimiento de serenidad interior, encontré un apoyo precioso en mis momentos de duda, cansancio e impaciencia.
Las flores de Bach me han ayudado a reconectar con mis sentimientos y a comprender mejor mis propias necesidades. Me han animado a dedicarme tiempo a mí misma, a meditar y a reflexionar sobre lo que es realmente esencial en mi vida profesional y personal.
Al concederme estos momentos de pausa y reflexión, he podido volver a conectar con mi pasión por el coaching, preservando al mismo tiempo mi propio bienestar. Esta experiencia me ha enseñado que cuidar de uno mismo no es sólo un acto de amor propio, sino también una parte esencial de estar plenamente presente y disponible para los demás.
Descubre cómo los elixires florales de Bach pueden ayudarle a armonizar su bienestar